Febrero de 1945. Mientras Alemania camina hacia la derrota total en la Segunda Guerra Mundial, Dresde, una ciudad de escaso valor militar, es bombardeada con tal dureza que se produce la primera tormenta ígnea de la historia. En ella arde y se consume la vida de miles de civiles, allí se queman y se pierden para siempre obras de arte y arquitectura de valor incalculable, tesoros que no tienen otro dueño que la Humanidad. En la biblioteca, muchas de las piezas únicas no pueden escapar a tan negro destino.

Meses más tarde, acabada ya la guerra, el musicólogo Remo Giazotto viaja a una devastada Dresde siguiendo las huellas de un compositor veneciano casi desconocido, Tommaso Albinoni, con la esperanza de encontrar alguna de sus obras perdidas en las ruinas de la biblioteca. Las cenizas de la ciudad le esperan para mostrarle su dolor de una forma inesperada.

Venecia



¿Conoces la patria de Albinoni? Venecia es un mundo diferente.
Si llegas en avión, al Aeropuerto Marco Polo te darás cuenta enseguida, sobre todo si has elegido ventanilla y en el lado derecho del avión. Si, como es habitual, aterrizas en el sentido Suroeste-Noreste, durante la fase final de la aproximación observarás una estampa única en el mundo: la isla de Venecia a vista de pájaro.
Si llegas por tierra, a través del puente que une la isla con el continente, la experiencia de abandonar la plaza de Roma andando resulta similar a cambiar de mundo: atrás se quedan los coches, autobuses y trenes; ante nosotros, un lugar que solo deja la opción de caminar o subirse en algo que flote; y lo primero, no siempre.
Si esperas visitar palacios, museos y colecciones de arte, no es el mejor lugar. Aunque en Venecia hay palacios y arte para hartarse, Italia está plagada de lugares mejores, desde la incomparable Florencia hasta la eterna Roma. Si esperas paisajes de ensueño, tampoco es el lugar; la Toscana, Capri, la Costa Amalfitana o el Lago de Como son opciones que te satisfarán más.
¿Qué tiene Venecia? Es difícil de definir. Puedes intentar descubrirlo perdiéndote en el sentido literal de la palabra por sus calles. Y, ahora, unos lugares que siempre recomiendo:

  • El restaurante La Caravella. Reserva con tiempo e indica en la reserva que quieres el postre especial de la casa (el suflé amaretto) puesto que tardan un tiempo en hacerlo.
  • El café Florían en la Plaza de San Marcos, a la sombra del Campanille, una experiencia única para pasar un rato muy agradable, mientras se escucha música en directo. Si no se quiere pagar el abultado coste de la consumición, se puede disfrutar de la música en la plaza, a una distancia prudencial de las mesas.
  • Con un cierto toque mitómano, tenemos el Harry’s bar, muy conocido porque su habitación Concordia fue ocupada por Hemingway en 1949 y 1950. No fue el único rostro conocido; en su libro de firmas figuran, nada más y nada menos, que Truman Capote, Charles Chaplin, Orson Wells y muchos otros. Aún queda parte del glamour de la época y se puede disfrutar de él con un Bellini, el cóctel más típico de Venecia.



Y, ¡cómo no! Reserva un hueco para visitar la Iglesia de San Bernabé (Chiesa San Bernaba) o, al menos, para hacer un alto en el camino en la terraza de la plaza que está delante de ella. Como curiosidad, esta iglesia apareció en la película "Indiana Jones y la última cruzada".

File:Chiesa di San Barnaba - Venezia.jpg
Iglesia de San Bernabé en Venecia fotografiada por Didier Descouens.






 


 

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